martes, 15 de marzo de 2011

EVANGELIO 2º DOMINGO DE CUARESMA

PALABRAS DE VIDA DE LA SALLE (EVANGELIO DE CADA DOMINGO)

20 de marzo 2011

II Domingo de Cuaresma (A) http://laborriquita.blogspot.com

Lectura del Santo Evangelio - Mateo 17, 1-9

En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan y se los llevó aparte a una montaña alta. Se transfiguró delante de ellos, y su rostro resplandecía como el sol, y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. Y se les aparecieron Moisés y Elías conversando con él. Pedro, entonces, tomó la palabra y dijo a Jesús: -«Señor, ¡qué bien se está aquí! Sí quieres, haré tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.» Todavía estaba hablando cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra, y una voz desde la nube decía: -«Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escuchadlo.» Al oírlo, los discípulos cayeron de bruces, llenos de espanto. Jesús se acercó y, tocándolos, les dijo: -«Levantaos, no temáis.» Al alzar los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús, solo. Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: -«No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos.»
MIEDO A JESÚS (REFLEXION)
La escena conocida como "la transfiguración de Jesús" concluye de una manera inespera-da. Una voz venida de lo alto sobrecoge a los discípulos: «Este es mi Hijo amado»: el que tiene el rostro transfigurado. «Escuchadle a él». No a Moisés, el legislador. No a Elías, el profeta. Escuchad a Jesús. Sólo a él.
«Al oír esto, los discípulos caen de bruces, llenos de espanto». Les aterra la presencia cercana del misterio de Dios, pero también el miedo a vivir en adelante escuchando sólo a Jesús. La escena es insólita: los discípulos preferidos de Jesús caídos por tierra, llenos de miedo, sin atreverse a reaccionar ante la voz de Dios.
La actuación de Jesús es conmovedora: «Se acerca» para que sientan su presencia amistosa. «Los toca» para infundirles fuerza y confianza. Y les dice unas palabras inolvidables: «Levantaos. No temáis». Poneos de pie y seguidme. No tengáis miedo a vivir escuchándome a mí.
Es difícil ya ocultarlo. En la Iglesia tenemos miedo a escuchar a Jesús. Un miedo soterra-do que nos está paralizando hasta impedirnos vivir hoy con paz, confianza y audacia tras los pasos de Jesús, nuestro único Señor.
Tenemos miedo a la innovación, pero no al inmovilismo que nos está alejando cada vez más de los hombres y mujeres de hoy. Se diría que lo único que hemos de hacer en es-tos tiempos de profundos cambios es conser-var y repetir el pasado. ¿Qué hay detrás de este miedo? ¿Fidelidad a Jesús o miedo a poner en "odres nuevos" el "vino nuevo" del Evangelio?
Tenemos miedo a unas celebraciones más vi-vas, creativas y expresivas de la fe de los creyentes de hoy, pero nos preocupa menos el aburrimiento generalizado de tantos cristia-nos buenos que no pueden sintonizar ni vibrar con lo que allí se está celebrando. ¿Somos más fieles a Jesús urgiendo minuciosamente las normas litúrgicas, o nos da miedo "hacer memoria" de él celebrando nuestra fe con más verdad y creatividad?
Tenemos miedo a la libertad de los creyen-tes. Nos inquieta que el pueblo de Dios recu-pere la palabra y diga en voz alta sus aspira-ciones, o que los laicos asuman su responsabilidad escuchando la voz de su conciencia. En algunos crece el recelo ante religiosos y religiosas que buscan ser fieles al carisma profético que han recibido de Dios. ¿Tenemos miedo a escuchar lo que el Espíritu puede estar diciendo a nuestras iglesias? ¿No tememos apagar el Espíritu en el pueblo de Dios?
En medio de su Iglesia Jesús sigue vivo, pero necesitamos sentir con más fe su presencia y escuchar con menos miedo sus palabras: «Levantaos. No tengáis miedo».

Para la oración de los fieles

 Para que las tres religiones «abrahámicas», que se remiten a Abraham como «padre de los creyentes», muestren fehacientemente que son hermanas y que dialogan y colaboran y se aman, roguemos.
 Para que seamos capaces de salir de nuestra tierra, de nosotros mismos, de nuestras seguridades, de nuestro egoísmo, de los estrechos límites de nuestro pequeño mundo para ir a la tierra que Dios nos muestra cada día en las necesidades de los hermanos, roguemos.
 Para que no tengamos miedo a abandonar nuestras seguridades por seguir la llamada de Dios, única roca sobre la que podemos construir sólidamente nuestra vida y nuestra sociedad, roguemos.
 ara que el Señor nos dé capacidad de mirar la vida con profundidad, para ver lo que hay en el fondo de ella, más allá de las apariencias, roguemos.
 Para que no nos quedemos en las apariencias que figuran externamente, y descubramos lo que configura la realidad profunda de las situaciones y las personas, roguemos.
 Para que el Señor nos dé fe, fuerza en la mirada, potencia en el corazón, ojos nuevos y luz mayor, para ver la realidad transfigurada, roguemos.

Oración comunitaria

Dios Padre, Madre, Sabiduría eterna, Visión infinita, Intuición total: danos profundidad en la mi-rada, potencia en el corazón, luz en los ojos del alma, para que seamos capaces de transfigurar la realidad y contemplar tu gloria ya ahora, en nuestra peregrinación terrestre, por Jesús, hijo tuyo y hermano nuestro. Amén.

¡¡¡ VIVA JESÚS EN NUESTROS CORAZONES!!!
¡¡¡POR SIEMPRE!!!

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